"Mis pelos se
erizaron y la sangre fluyó directito a mis manos imaginando su cuello.
Afortunadamente y después de un trance de histeria, todo se aclaró. Digo, por
cosas menos insignificantes a una tilde se han cometido homicidios."
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La tilde y su eliminación
Por Anselmo Bautista
Parece ser
caso menor y sin mayores consecuencias el hecho de que la Real Academia
Española haya eliminado la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en caso de posible
ambigüedad, tal y como aparece en la edición 2010 de la Ortografía de la lengua
española.
El hecho es
que hace unos días, por accidente miré el Facebook de mi esposa (lo dejó
abierto, yo no lo abrí), donde un tal por cual le envió un mensaje diciéndole
únicamente:
Estaré solo mañana.
Mis pelos se
erizaron y la sangre fluyó directito a mis manos imaginando su cuello.
Afortunadamente y después de un trance de histeria, todo se aclaró. Digo, por
cosas menos insignificantes a una tilde se han cometido homicidios.
Bien, para
la RAE fue cosa banal eliminar la tilde ya que así como a muchos a mi esposa también
le gusta tildar o no las palabras que se le antojan.
Sobre esta
medida hay escritores, como Antonio Ungar, que defienden el dinamismo lingüístico,
y que consideran los últimos cambios ortográficos por la Academia como muy
menores, casi insignificantes.
Sí, tan
insignificantes que a mi esposa casi le cuesta una serie de espléndidas
bofetadas.
¿Por qué la
RAE eliminó la tilde?
Parte de su
argumentación es:
“Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio
contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual
solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una
ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y
rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de
sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo),
una puntuación adecuada, la inclusión de
algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras
que fuerce una única interpretación.”
Es verdad
que las posibles ambigüedades se resuelven casi siempre en la interpretación
del contexto (no hay problema, se acepta)
Es verdad
que el contexto no siempre aclara las ambigüedades que se producen, pero son
cosa rara (no hay problema, se acepta)
Para evitar
la ambigüedad como en el caso anterior de Estaré
solo mañana en lugar de Estaré sólo mañana, la RAE sugiere incluir otro elemento que evite la
confusión, impida el doble sentido o cambiar el orden de las palabras que
fuerce una única interpretación.
Permítanme
reír a carcajadas y lo hago como esquizofrénico pero es que aún me acuerdo cómo
estuve a punto de colgar a mi esposa de un puente por falta de una tilde.
¿Qué sugiere
la RAE con el último punto?
Dice: No
pongas la tilde pero si no quieres ser mal interpretado debes ampliar la
oración de tal forma que no exista ambigüedad ni la posibilidad del doble
sentido o equivocada interpretación.
Y yo diría:
Carajos, ponle la tilde y déjate de chingaderas que es más rápido y práctico, y
tal vez te evites una buena golpiza.
Los
escritores nos basamos en las reglas de ortografía que la RAE establece como
normatividad en el uso del lenguaje escrito, y ciertamente los cambios
dinámicos del lenguaje lo enriquecen, si no fuera así aún estaríamos hablando
en latín. Pero hay otros cambios, como es la eliminación de la tilde, que en mi
opinión, empobrecen el lenguaje escrito.
Aunque el
español, por su estructura, nos facilita las cosas para expresar una idea de muy
diversas maneras, en el mundo coloquial y sin tanta exigencia de un texto bien
escrito, se cae con suma facilidad en estas ambigüedades por falta de una
tilde. Más aún con esta nueva medida, los textos literarios o de más exigencia
gramatical, desciende al mundo coloquial.
El hecho de
que el lenguaje sea evolutivo no significa que tienda al empobrecimiento ni que
se asuma como correctas las faltas ortográficas sólo porque son de uso común
entre la población.
Hay de
cierto distintas formas y medios de comunicarse pero cada tiene su propio
código de entendimiento y sus reglas; pongo como ejemplo: las señales de humo, el
telégrafo y mensajes de texto por celulares. Ninguna de las tres requiere de la
tilde pero si has de transcribirlas al papel tendrás que hacerlo correctamente
para evitar las ambigüedades.
De todo esto
se resume que tienes que aprender a escribir correctamente, te guste o no.
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