miércoles, 28 de abril de 2010

Libros sin combustible.

¡No dejes que tu libro muera dentro de ti!

Déjame ser honesto. Los libros no mueren por que sí… uno los mata. Sucede de muchas formas cuando no se les inyecta combustible. Es decir, a falta de conocimientos y una planeación correcta, tu libro muere. Con la planificación correcta y conocimientos suficientes, puedes escribir fácilmente tu mensaje y hacer que este perdure.

Lee más abajo y llena tu libro de combustible e inflama tu sueño de escribirlo esta vez. Aléjate un poco, sí, retírate un poco más… ahí puede está bien. Ahora, sueña, sueña un sueño grande. Un sueño después de tu libro. Claro, estás recibiendo ingresos constantes que crecen cada mes, haces exposiciones a grandes auditorios presentando tu libro que ha rebasado toda expectativa, tienes una gran demanda de ventas.

Sueña que te has convertido en un experto en tu campo y tus colegas que han leído tu libro reconocen tus méritos. Suben tus ganancias. Tus lectores de buena gana pagan el libro como uno de sus títulos preferidos.

¿Estás listo, entonces, para reanimar tu sueño?

Bien, pues aquí hay algunos errores que habrás de corregir antes y hacer que todos tus sueños del libro se realicen.

1. Fracaso de no planear correctamente un proyecto.
Si tu interés se centra a parte de escribir un libro en obtener ganancias, entonces debes pensar en tu libro como un producto que sacarás al mercado y como tal tiene que ser vendible. Así que el éxito en que este se venda se halla en el proyecto de mercadeo de tu libro, el cual debería incluir la descripción de tu libro y lo que harás después de que lo hayas terminado y publicado. También debe incluir al tipo de auditorio al que diriges tu obra. En resumen, el proyecto del libro es el plan de mercadeo orientado a obtener ganancias.

2. Fracaso al planear mal cómo tu libro será publicado.
Si eliges la autopublicación (de la que en otra ocasión hablaré) o una editorial tradicional te encontrarás con pros y contras. Cada una de ellas tiene sus ventajas y desventajas, las cuales debes evaluar de acuerdo a tus intereses. Si eres de los que persiguen una editorial tradicional para tu manuscrito, debes saber que tu libro debe ofrecer la capacidad de generar ventas directas. Generar ventas es el único objetivo y es éste objetivo de generar ganancias al ser publicado que debe convencer al editor tradicional. La oferta debe concentrarse en el tamaño y en el poder adquisitivo del mercado al que apunta, el problema que tu libro soluciona o cómo tu libro propone solucionar el problema, qué diferente es tu libro de otros ya publicados sobre la misma materia y cómo planeas tú mismo promover tu libro.

3. Fracaso de no incluir a un redactor en tu plan.
No tienes que escribir un libro de 350 páginas como tu colega para estar en lo correcto. Ni siquiera uno de 150 páginas. Hazlo corto. Qué tal uno de 100 páginas en el que incluyas sólo y exclusivamente toda tu información más profunda, tu sabiduría y tus experiencias. Logra acotar tus ejemplos en historias cortas en un libro corto. No tienes ninguna presión para añadir cada información que sepas sobre el tema. En cambio, si cuentas con demasiada información sobre el mismo tema, divide el material en dos libros objetivos. Tus clientes te amarán por ello. Ellos comprarán, seguramente, ambos libros porque son fáciles de leer, son sustanciales y, además, cortos.

4. Fracaso de no añadir el profesionalismo a tu plan.
Planea la forma de hacer tu manuscrito y no te reserves lo mejor del contenido para otra ocasión. El lector quiere leer al profesional así que lo que escribas debe estar escrito profesionalmente. No acudas sólo a tus amigos o familia con la intención de encontrarte errores de edición. ¡Contrata a un redactor! El redactor no sólo te ayudará con la gramática y la ortografía, también te ayudará mantener uniforme el estilo y el tiempo verbal. Cortará todas las oraciones que encuentre en voz pasiva que le quitan fuerza a tu libro y las convertirá a voz activa para darle potencia.

5. Fracaso al no añadir a tu auditorio en tu plan.
No todos estarán interesados en leer tu libro. Existe una comunidad de personas en tu campo que esperan solucionar un problema. ¿Qué problema les soluciona tu libro? Desarrolla un perfil de tu auditorio y consérvalo delante de ti mientras escribes, así estarás enfocado en el conjunto de personas para las cuales tú escribes pensando en solucionarles un problema. Es prescindible que conozcas previamente tu mercado antes de que comiences a escribir. Esto te ayudará a enfocar capítulos irresistibles. Escribir a una persona específica o a un grupo de personas con las mismas inquietudes o problemática, los mantendrá leyendo hasta el final del libro. Si escribes demasiado general, tus lectores pueden abandonar tu libro y nunca terminarlo de leer o, bien, terminarlo de leer con desgana y mascullar malas opiniones.

No lo aplaces más. Pon tu sueño en el anaquel, ahí donde todos los días lo mires. Si sigues esperando, terminarás por matar tu libro. El combustible se agota y el sueño de tu libro no se hará realidad. Tienes los conocimientos y la solución a un problema, es momento de ponerse a trabajar en un plan. Anota todo esto. Tu auditorio te espera.

Atiende los errores de arriba y escribe un buen libro que se venda bien. Hazlo diferente. Hazlo hablar. Hazlo tuyo.


Editor.

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¿Piensas escribir un libro y no te atreves?


¿Piensas escribir un libro y no te atreves?


Según el New York Times, el 81% de las personas siente que tienen un libro dentro de ellos y que deberían escribirlo.

Si este es tu caso, ¿por qué no te afilias a la lista de autores publicados? Todos ellos sintieron la misma necesidad.

Escribir un libro, de hecho, te puede abrir otros senderos como obtener ingresos extra, aumentar tus oportunidades de aventura, descubrir otros círculos sociales interesantes, entre otras. Aquí te expongo algunas razones para que escribas tu libro ya.

1.       Más vale ahora que nunca. Si sigues dilatando esa inquietud, tu libro morirá dentro de ti. Inscríbete en algún taller de narrativa o poesía, contrata un curso, compra un libro que te oriente. Busca información. Esboza un plan para tu libro. Recuerda que comienzas a ser autor al minuto en que comienzas a moverte hacia el objetivo de tu libro que bien vale la pena. No conozco a nadie, hasta ahora, que se lamente por haber escrito un libro. Pero conozco a muchos que se lamentan de no haberlo escrito.

2.       Escribe el libro y amplía su alcance al mundo. Cuando un libro es publicado muchas personas, hoy en día, lo pueden obtener en todo el mundo. Con este alcance, las posibilidades de relacionarte con personas fuera de tu área local, crecerán. Escribe un buen libro y ponlo al alcance de tus suscriptores, tus clientes, tus amigos y socios. Recuerda que las remisiones siempre hacen los mejores clientes y traen un precio más alto en ventas.

3.       Escribe un libro y ve a sitios a donde nunca has ido. Por lo menos tu libro viajará a los lugares que nunca has pisado tú. Mejor aún, habla sobre tu libro y mira cómo nuevas puertas y oportunidades se te abren, ya sea en uno o en otro camino.

4.       Escribe un libro y crea corrientes de ingresos múltiples. No planees un único acontecimiento, planea una serie de libros. Es importante que amplíes el pensamiento a muchas posibilidades después de que tu libro sea publicado. Planea producir artículos, libros y actualizaciones que ayuden a tus lectores y que te ayuden a sacar ganancias de tu pasión. Cada nuevo libro o material relacionado crearán nuevas oportunidades de ganancia, realzarán tu visibilidad y reforzarán tu credibilidad como experto.

5.       Escribe un libro y hazte famoso. Cultiva tu nombre a la fama. Escribe un libro lleno de experiencias que motiven a tu auditorio para dar más, haz más o comparte más. Comparte tus experiencias que anime a tu auditorio. Sí, esa parte en que venciste los desafíos aparentemente insuperables en tu campo. Esto animará a tus lectores para pensar que si tú lo hiciste, ellos también pueden hacerlo.

6.       Escribe un libro y haz sentir a ese ser querido orgulloso/a de ti. Entrelaza historias de no-ficción en tu manuscrito. Entretén a tu auditorio, hazlos reír y llorar; ellos te amarán por ello. Lo mejor de todo, es que tu familia, tus amigos y tu propia madre estarán orgullosos de hablar sobre tu libro a sus propias amistades.

7.       Escribe un libro y consigue otros ingresos. Escribir un libro te eleva al nivel de experto. ¿Ganas credibilidad inmediata sólo teniendo al autor detrás de tu nombre? Esta credibilidad te da el poder aumentar tus ingresos a nivel de experto hasta en un 400% o más.

¿Estás listo/a para formar parte de las filas de autores publicados? No puedo pensar en un modo más oportuno para que comiences a escribir tu libro. Consigue hacerlo, escribe un buen libro y prospera en este campo nuevo para ti.

Es una grata aventura que no deberías dejar pasar. Como ves, tienes mucho qué ganar y nada qué perder.



El Editor.



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Venen a Charlie Brown

Venden a Charlie Brown.

Para los amantes de los comics y, sobre todo, para los que les gusta crearlos, aquí les paso una información que puede ser muy motivante a continuar con su creatividad.

Venden a Charlie Brown y a su pandilla (los derechos de licencia) por la cantidad de 175 millones de dólares. http://www.unonoticias.com/insides/DetailSingle.aspx?PID=85533


¿Te gustaría recibir esta cantidad algún día?

Pues, Explota tu Creatividad y Dala a Conocer.




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martes, 27 de abril de 2010

Cómo desarrollar una historia. Parte II.


Cómo desarrollar una historia. Parte II.

Al terminar el último capítulo de tu historia no significa la culminación de tu manuscrito. Muchos escritores principiantes se conforman con lo que han hecho, le dan dos o tres revisiones y les parece que ha quedado perfecto.

Este error es común, en virtud de que la visión con respecto a la historia se ha limitado. Hay una respuesta al por qué ocurre. El autor se ha enamorado de lo que ha escrito y teme volverlo a tocar. Esto significa que hasta allí ha llegado su capacidad de narración la cual, normalmente, refleja inexorablemente la limitada capacidad narrativa.

Para poder mejorar la historia hay que despojarse de la aprehensión por lo que ya se ha escrito. Y es que en realidad duele eliminar contenido. Es como si nos arrancáramos trozos de carne, como si nos mutiláramos. Y este sentimiento no es bueno para perfeccionar la historia. Ciega nuestra visión, nos impide ver los errores y sus necesidades.

Lo único que hemos logrado hasta aquí es el Borrador de nuestra historia y hay que someterla a revisiones más rigurosas. Aquí empieza el verdadero trabajo del escritor que muchos nuevos escritores no logran trascender por flojedad, por falta de curiosidad o falta de conocimientos. A partir de aquí es donde la línea divide al hecho de escribir y de escribir bien.

El trabajo del escritor no se limita a presentar una historia y ya, sino también a que esté bien escrita y para ello habrá que someterla a revisiones.


Las revisiones del borrador.
Cada revisión requiere un esfuerzo en particular. No todas las revisiones van dirigidas al mismo objeto. Estas revisiones yo las divido en tres fases, cada fase puede tener a su vez tantas revisiones sean necesarias.


PRIMERA FASE (la coherencia)

Aquí es donde se presenta la primera miopía del escritor principiante. Por ser el autor de su propia obra está muy apegado a ella. Ha depositado su mejor esfuerzo, seguro. Pero no suficiente.

Antes que nada debes desprenderte de la historia que has creado y aplicar la memoria. Te vas a aprender de memoria tu historia desde el primer capítulo hasta el último como si fueses a presentar un examen y olvidarte de él después de resolverlo.

¿Por qué has de memorizar tu propia historia si la conoces de la A a la Z?

Este es el primer error. Por ser nosotros los autores creemos que la conocemos de pies a cabeza hasta su más mínimo detalle. Lamentablemente, no es así.

La coherencia consiste en la ilación de ideas. Si tu primer capítulo no encaja con lo que dices en el noveno, por ejemplo, ya chiflaste. Si pintas a un miope del ojo izquierdo y más adelante dices que no ve del derecho, ya chiflaste. Si pintas a una mujer colérica y en toda tu historia no hace ni un solo coraje, ya chiflaste. O bien, si dices que alguien es simpático y resulta ser el personaje más aburrido en toda tu historia, ya chiflaste.

El mal manejo de tiempo-espacio, confundir los nombres o temperamentos de los personajes, lenguaje inadecuado para el personaje, descripciones acartonadas, flojas o forzadas; todos estos son errores comunes en un borrador.

Así que hemos de entrar a analizar la coherencia de cada capítulo. Hay que detectar las partes flojas como seguramente las habrá, escenarios inadecuados, personajes incorrectos, narrativa está sobrecargada, ideas mochas, títeres en lugar de personajes, desplazamientos de un lugar a otro sin motivo, cambios de escenarios bruscos, entre muchos más.

Si hay algo de ello habrá que hacerle los cambios para favorecer la historia. Se trata de hacerla dinámica en cada uno de sus capítulos sin caer en contradicciones ni sobre explicaciones. Los personajes deben moverse con naturalidad. Si a un personaje lo pintas con bastón no te olvides de ese elemento en toda la historia y has que se mueva como una persona con bastón. Tu historia debe ser creíble aunque haya salido de la pura imaginación.

Si hay que hacerle cambios a algunas partes de tu historia para hacerla más dinámica, no parches. Si es necesario tirar todo el capítulo, tíralo, no te aferres a él.

Recuerda que eres el todopoderoso de tu historia para crear nuevos personajes, nuevos escenarios, nuevos lugares. Hay frente a ti un colorido de caracteres esperando trabajar en tu historia. Haz un casting de todos ellos y elije al que estás buscando. Recorre el mundo y encuentra el lugar perfecto para la escena, crea el clima favorable para realizarla.

Enamórate de tu historia, sí. Pero debes estar dispuesto a mejorar o eliminar las partes que no la fortalezcan, y esto no se logra en una sola revisión.


SEGUNDA FASE (redacción)

En esta fase nos olvidamos de la historia en sí. Vamos a entrar a examinar cada oración, cada párrafo, para asegurarnos de que digan realmente lo que queremos decir, y además, reflexionar de cómo lo decimos.

Cada párrafo debe expresar el mensaje con claridad y fluidez. Debe evitar ante todo la confusión, los redondeos, lo insustancial y el abuso de adjetivos.

Hay que vigilar la correcta conjugación del Verbo.

En los diálogos debes observar cómo se expresa tu personaje, el cual debe expresarse de acuerdo a la personalidad, edad y conocimientos que le hayas dado, e incluso ante quién se expresa y el actual entorno en que lo hace.

Y por último, observa la repetición de palabras (recurre a los sinónimos) y no repitas la misma idea constantemente aunque lo puedas decir con otras palabras.


TERCERA FASE (ortografía)

Hay quienes dicen que basta con darse a entender y es correcto. Que para escribir una historia sólo basta con saber escribir, lo cual es también correcto. Pero si queremos hacer literatura, debemos olvidarnos de esas facilidades y prestaciones.

Quien toma seriamente el ejercicio de escribir no puede permitirse esas flojedades. Un escritor que no le da importancia a la ortografía es un escritor que debería dedicarse a otra cosa. No digo que no se puedan cometer errores ortográficos. Se comenten, por supuesto, y alguno que otro se colará. Pero siempre debemos estar atentos para detectarlos y corregirlos.

Para evitar cometer errores ortográficos no hay mejor solución que conocer las Palabras, el significado y su acepción. Esto nos ayuda, además, a elegir la palabra correcta y a expresarnos mejor, y por consiguiente a escribir bien.

Hay que conocer el uso de los signos de puntuación. Una coma mal puesta puede cambiar el sentido de la oración.


Finalizando.

Y ya que has hecho las tres fases de revisión, ¿qué te parece si haces una segunda versión de tu historia? Es decir, distintos escenarios, personajes, otro tiempo, pero con la misma idea central.

Te garantizo que la tercera versión quedará mejor que la primera y la segunda. Y si no, entonces toma lo mejor de cada una y haz la cuarta, y que sea ésta la que prometa más.

Los músicos, antes de presentar su canción, hacen varios ensayos rítmicos con ella, hasta cuajarla. ¿Por qué nosotros no hacerlo con nuestra obra?

Si no eres de los escritores flojos, seguro le harás otra versión.

Para escribir bien hay que hacerlo a menudo y, sobre todo, leer mucho. No hay más.

El Editor.



Editamos, publicamos y vendemos tu libro. 

Cómo desarrollar una historia. Parte I.

Cómo desarrollar una historia.

El desarrollo de una historia presenta ciertas dificultades que habrán de superarse con algo de práctica y aprendizaje.

Aquí te doy alguna pauta que podría servirte.


Iniciando.

El primer paso que hay que dar para desarrollar esa historia que traes en mente es responder con honestidad a las seis preguntas de oro: Qué, cuándo, dónde, quién, cómo y por qué.

• Qué.
La respuesta a esta pregunta debería ser a la pregunta: ¿Qué quieres escribir realmente? Es decir, ya tienes la idea central de tu historia que es esa imagen que te viene picando la mente e impulsado a escribirla. ¿Eso es realmente lo que quieres escribir? Entonces ya tienes el punto central cuyo resto de la historia girará en torno a ella.

• Cuándo (Temporalidad)
Ahora define en la Línea del Tiempo cuándo “ocurre” la idea que traes en mente: Hoy, hace diez años, un siglo, antes de Cristo.

• Dónde (Espacio)
Define el escenario en dónde ocurre: un parque, una ciudad, en el campo…

• Quién/quiénes.
Define el número de personajes que intervendrán en la escena y el tipo de ellos: un estudiante, un profesionista, un obrero, una ama de casa, el sacerdote, el amigo, la pareja de enamorados, y de paso visualiza el carácter y físico de cada uno de ellos. De preferencia ve describiéndolos en una hoja en la que indiques: nombre, características físicas, tipo de personalidad, y otros detalles.

• Cómo.
Cómo ocurre el evento. Define la acción, movimiento, gestos, clima, expresiones, temperamento, leguaje, acordes al tiempo-espacio que has elegido y al carácter de cada uno de tus personajes.

• Por qué.
Ya que tienes fijado lo anterior, ahora responde por qué has elegido el Qué, Cuándo, Dónde, Quién y Cómo. ¿Por qué allí? ¿Por qué ellos? ¿Por qué en la época? ¿Por qué en ese lugar?

Las respuestas que des a la preguntas hechas a la idea central de la historia que quieres desarrollar, te sumergirán a la escena del clímax, a la escena más fuerte de tu historia, a la vez que se expandirá tu visión para desarrollar el resto de la historia que girará en torno a ello. Con esto, trata de visualizar superficialmente la entrada y el final.

El índice.

Ahora que ya tenemos las respuestas a las anteriores preguntas hechas sobre la idea central que quieres escribir y ya que tienes una visión general de toda la historia es momento de hacer un índice prematuro dividido en capítulos o partes.

Recuerda que toda historia se forma de tres partes: Introducción, nudo y desenlace.

Forma tu índice y en cada capítulo has una breve reseña de lo que contendrá. El contenido de cada capítulo debe estar encaminado hacia tu idea central.

Este índice será la guía de tu proyecto. No te preocupes si más adelante descubres que no se ajusta a las necesidades de la historia. Siempre podrás modificarlo tantas veces lo requieras. Sin embargo, estos ajustes deben ser en beneficio de tu historia.

Es probable que el final que elegiste hasta este momento no sea el adecuado. No hay por qué preocuparse. Deja el final para lo último, porque de hecho, conforme avances, el final se te irá descubriendo y tendrás más de una posibilidad. La misma secuencia de cómo vas narrando la historia, de pronto te dictará cuál debe ser el final.

Desde luego, el final se descubre a sí mismo siempre que lleves una ilación de ideas en cada capítulo y que además estén relacionados con el punto central.


Los capítulos.

Cada capítulo trátalo como un todo, como un círculo que se abre y se cierra, y que al mismo tiempo va preparando el camino hacia donde quieres llegar.

Aunque la idea central de tu historia la vayas a ubicar en el capítulo XX, los demás no deben ser aislados a ese capítulo. Es decir, si los eventos del primer capítulo ocurren en la India, debes tener una razón para que el capítulo V, por ejemplo, ocurra en las cascadas del Niágara y este haya preparado el camino para llegar hasta el capítulo XX.

Cada capítulo debe contener una historia pequeña en sí mismo, una narración de hechos fundamental para la historia general, y sobre todo para aquella idea que te incitó a escribirla.

De momento, no te detengas mucho a examinar. Simplemente narra cada capítulo de acuerdo al resumen de cada uno de ellos que ya elaboraste. Ya habrá tiempo para revisarlo, ampliarlo, modificarlo o de plano eliminarlo.

Redacta cada capítulo de forma general sin entrar en detalles de escenario, caracteres, sin cuidar mucho la redacción y la ortografía si es que esto te place, o de estilo.

Lo importante es hacer, por lo pronto, un borrador de la historia, que si no tienes claras tus pretensiones obtendrás una historia distinta a la que habías imaginado, lo cual no es nada malo si lo usamos como práctica.

En realidad debes fijar en el papel (u hoja electrónica) lo que realmente quieres decir y esto no se logra si no hay conciencia ni conocimiento de lo que estás escribiendo. Ya en otra ocasión hablaré del mito de la “musa”. Por el momento, se trata de conseguir el borrador de tu historia.

El Editor.


Tema relacionado: Cómo desarrollar una historia. Parte II.


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viernes, 23 de abril de 2010

Desarrollo de personajes creíbles


Desarrollo de personajes creíbles.

Ofrecer personajes con los cuales el lector pueda identificarse, relacionarse y aceptarlos como si fuera personas reales, no es tarea fácil. Algunos escritores tienen una buena cantidad de problemas con esto.

Una clave para crear personajes creíbles es no pensar en ellos como personajes ficticios sino como gente real, que respira, piensa y actúa.

Conocer la personalidad de gente interesante, intrigante y tal vez excéntrica, te puede ayudar a moldear a tus personajes inmersos en tu historia. Desde luego, debes tener cuidado de no fijar exactamente el carácter o personalidad de alguien que conoces, no sea que lo tome como una ofensa y te inicie un juicio.

Puedes, eso sí, utilizar el carácter de uno y otro para crear a tu personaje. Para ilustrarlo mejor usaré la analogía de Frankenstein cuando creó al monstruo. Usó partes servibles del cuerpo de distintos muertos para formar uno sólo. Lo mismo puedes hacer para crear a tu personaje, utilizando partes servibles del temperamento o rasgos físicos de varias personas para forma una sola.

No obstante, debes tener cuidado en la elección pues los actos que obrará tu personaje deben estar de acuerdo con ese conjunto de personalidades que le has dado. El punto es que para crear un personaje que cause la impresión de que es posible que exista en el mundo real hay que tomar prestados los rasgos de aquellos a quienes tú admiras o sean apropiados para el personaje de tu historia.

Otro aspecto importante para hacer creíbles a tus personajes es el modo en que hablan. Me he encontrado con libros en donde las conversaciones parecen estar afectadas y no ser creíbles, por ejemplo:

Él dice: “Ah, mi dulce amada, mi amor más querido, tu pelo centellea a la luz del sol como diamante de 20 quilates”. 

Aja. ¿Realmente así hablan los románticos? Creo que ni en la época de Shakespeare. Sería mucho mejor algo así: ¡Guao, Mary, tu pelo está grandioso!

Si ahora mismo te estás riendo de la primera expresión es que has comprendido la importancia de usar el lenguaje correcto y acorde a tu personaje, y también acorde a la época que estás manejando.

Debes, además, considerar la edad del mismo, y hacer que hable en consecuencia. Una persona de cincuenta años cuenta con mayor experiencia de la vida por lo que podría tener una conversación más elocuente. Pero si los que hablan son niños no los harás hablar diciendo cosas como: “Ya me he sentido mucho mejor, gracias al medicamento que me recetó el doctor”. En cambio, con mayor seguridad un niño dirá: “¡Nada más tragué la pastilla y se me quitó solito el chorro!”

Ten cuidado de usar el argot equivocado de acuerdo a la época en que ubicas tu historia. Por ejemplo: la palabra psicodélico tuvo sus momentos de auge. Pero ahora, tal vez podría causar miradas burlonas y considerar tu libro como anticuado o pasado de moda, peor aún: “pintoresco”. Hazlo simple, y no feches tu historia usando terminología que no corresponda a la época de tu libro o hacer hablar a un medieval como si estuviera en el siglo XXI, a menos que esté debidamente justificado.

Es decir, no podemos hacer cabalgar a Don Quijote de la Mancha en pleno centro de cualquier ciudad de hoy, a menos que la ambientación y el propósito estén justificados.

En resumen, diviértete creando a tus personajes. Hazlos simples, honestos y creíbles. Olvida buscar en el diccionario adjetivos fantásticos o adverbios para tus personajes. Sólo haz que sean tan reales como puedas, seguramente tus lectores se pondrán más interesados en “sus” historias.




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Escribir, un ejercicio imprescindible.


“Pero si te quedas sólo con el cerebro izquierdo, la perspicacia e imaginación que se hallan en el Cerebro Derecho, quedarán bloqueados. Peor aún, dejarás de resolver los problemas complejos o cotidianos de manera creativa, perderás la habilidad de comprensión rápida, de presentimientos de alerta. Y no podrás ahorrar tiempo y estarás hecho una complejidad en las cuestiones más básicas. Tu vida práctica se habrá esfumado.”

Escribir, un ejercicio imprescindible.
Por: Anaí Galván.

Hay dos motivos por los que yo escribo:

1. Proyectos, procedimientos, metodología y, mis inventivas.
2. Para organizar mi propio pensamiento.

Si escribo en un blog no sólo quiero compartir mis conocimientos y experiencia. Sino también para entenderme a mí misma, para experimentarme, descubrirme, y con ello aprender de mí y cómo aplicarlo en situaciones diferentes.

También leo, por supuesto, artículos que alimenten mis sesos, que me den ideas qué analizar. Comparando experiencias yo podría entender mejor el mío. Pero casi nunca aplico directamente nada de lo que leo o escucho en conferencias.

Déjame explicarlo de dos maneras: mística y “científica”.

La explicación mística.

Cuando cursé la escuela secundaria fui tratada como una genio de matemáticas pero yo tenía problemas de amor propio y de existencialismo en mi acervo cultural. Fue entonces que comencé a escribir poemas sin la intención de publicarlas algún día. Nunca supe cuál sería la siguiente frase, ni la siguiente palabra que iba yo a escribir. Simplemente me abandoné a los dictados del cerebro para escribir la secuencia de palabras.

Me ponía roja cuando los leía y, a veces, me quedaba sorprendida. Si yo fuera una religiosa probablemente pensaría en un poder elevado que me ha dictado los poemas y yo simplemente los escribí.

¿Mencioné que era una genio en matemáticas?

Yo era la mejor de mi clase para resolver problemas matemáticos en las olimpiadas de conocimiento. Mi preferencia eran problemas combinatorios, pero yo era demasiado mala en geometría. Siempre fui demasiada lógica. Hoy enseño a genios de secundaria que solucionan problemas combinatorios. ¿Y sabe qué? No tengo ni idea de cómo explicarles a usar la lógica para solucionar problemas. El único camino que encuentro es la Práctica… mucha práctica. E intento mostrarles modelos comunes para solucionar problemas. No es la lógica para ayudar a encontrar modelos o la Idea. Tampoco se pueden aplicar todos los modelos en el mundo. La clave es la capacidad para seleccionar el modelo correcto o la idea correcta.

Conclusión: Creo en el poder de los sesos – el poder de la subconciencia pensante que va más allá de nuestro entendimiento lógico. Sé que es difícil emplear el pensamiento objetivo de la subconciencia. Requiere mucha formación y también no tener miedo de abrir el canal de tu lógica.

La explicación “científica”.

Ya habrás visto el ejercicio que demuestra el conflicto que existe entre el cerebro Derecho y el cerebro Izquierdo.

La parte izquierda del cerebro es usada para números, escribir y leer. Es nuestra parte lógica, racional, metódica. Dicta paso a paso lo que debes hacer. También es la más lenta porque requiere procesar la información de una forma más abstracta y esto le toma tiempo. Si quieres ser lógico, racional y metódico, contrata el Cerebro Izquierdo, seguro que aprenderás los nombres de tus clientes, teléfonos, direcciones, etc.

Pero si te quedas sólo con el cerebro izquierdo, la perspicacia e imaginación que se hallan en el Cerebro Derecho, quedarán bloqueados. Peor aún, dejarás de resolver los problemas complejos o cotidianos de manera creativa, perderás la habilidad de comprensión rápida, de presentimientos de alerta. Y no podrás ahorrar tiempo y estarás hecho una complejidad en las cuestiones más básicas. Tu vida práctica se habrá esfumado.

Dos canales diferentes: elije con cuidado.

Prefiero escribir. No tiene nada que ver con ser ágil o lento. Elegir a cada momento qué canal debe usarse es una pregunta de habilidades/preferencias (hasta esta opción debería ser tratada por contexto)

La conversación de voz podría servir de camino, lo mismo que la escritura, para establecer un canal entre el cerebro izquierdo y el cerebro derecho. La conversación de voz está bastante bien para los extrovertidos. Hasta me atrevo a decir que son éstos los que terminan como líderes o déspotas, porque son capaces de entregar sus sentimientos por el canal de comunicación de amplitud alta, obsesionando a cada uno alrededor.

En cambio, el introvertido hace un mejor uso del canal que se abra y utiliza el pensamiento entero de los sesos o la escritura. (No usa el instrumento de la lengua para decirse a sí mismo lo que ya sabe.)

Desde luego que en la práctica de la transferencia de conocimiento de maestro-alumno, uso la comunicación de amplitud alta (conversación), aún cuando ellos pueden aprender también directamente de los libros (comunicación de amplitud baja.)

Lo que yo he aprendido al respecto como estudiante es que si me concentro sólo en escuchar la exposición, no gasto sesos para conservar notas y puedo aprender bastante como para pasar los exámenes sin hacer lectura suplementaria. Sin embargo, todos estos datos podría olvidarlos (como seguramente lo será.)

Por eso es imprescindible el ejercicio de escribir, para abrir el canal izquierdo (el lógico), no olvidar lo aprendido, conocerse a sí mismo y hacer uso correcto de ambos hemisferios.

Espero haber aportado algo de interés para este interesante blog.



Editamos, publicamos y vendemos tu libro.



¿Te da miedo escribir tu libro?

 ¿Te da miedo escribir tu libro?





Si eres de los que les da miedo escribir su propio libro, entonces échale una mirada a tus miedos.

Hace un par de años, por la vía de la amistad, conocí a un joven que deseaba escribir su libro. Me invitó a formar parte del proyecto como coautor. La historia debía narrar el mundo de los negocios y su protagonista debía ser un inversionista exitoso.

Me negué en un principio. En primera porque ese mundo es desconocido para mí y tendría que chuparme literatura técnica como las obras de autores que hubiesen escrito al respecto. Era tanto su entusiasmo y su actitud positiva que me contagió y acepté únicamente a orientarlo. No hubimos comenzado cuando me llamó de su oficina para explicarme su desánimo y la decisión de abandonar el proyecto. En realidad se dio cuenta que aquello que pretendía estampar en papel le exigía más esfuerzo y tiempo del que había supuesto.

Su amigo, enterado de ese propósito, también me abordó. Era un joven que había desarrollado un modo bastante único de mirar la vida y quería expresarlo en un libro. Así que para no sentir que otra vez perdería el tiempo con alguien, cuyo entusiasmo podría esfumársele a la vuelta de la esquina, me alquilé para ayudarle a poner en orden su libro. Después de armar algunos capítulos dejó de responder mi correo electrónico y mis llamadas telefónicas.

Lo mismo ocurrió con una mujer. Tuvimos algunas dificultades para poner su libro en marcha. Después de varias citas canceladas y salidas en falso, me admitió que escribir su libro la tenía muy asustada.

Estos son algunos ejemplos con los que me he topado de frente. Pero existen otros que han sido de manera virtual, y a pesar de no conocer personalmente al sujeto, puedo percibir su miedo por la manera en que escriben y cómo se expresan a través del correo electrónico.

Cada ejemplo anterior es diferente, por supuesto, pero sólo superficialmente porque al final todos abandonaron por miedo su deseado proyecto.

¿Cuál es el Miedo?

Cuando piensas escribir un libro, existen varias cosas que pueden ponerte asustadizo. Trataré de señalar los miedos más típicos que he podido detectar. 

·         El tamaño escabroso del proyecto: 40,000 palabras arrojan unas 200 páginas. Es un proyecto grande que exige esfuerzo constante y concentración por un tiempo más o menos prolongado dependiendo del género y la temática. Sin embargo, si es un proyecto importante para ti, escribe el libro. Si es importante, seguro encontrarás el tiempo y el modo de escribirlo.

·         Miedo a revelarse. Si escribes un libro y se vende bien, expones tus ideas a muchos puntos de vista, a cientos, a miles de lectores. Nadie sabe qué destino tendrá tu libro. Al publicarlo se vuelve un acto público. Estarás ahí en los registros, en la letra, en cualquier idea que hayas puesto. La gente de varios niveles te conocerá a través de él y te juzgarán. ¿Realmente te importa esto?

·         Miedo al éxito. Si tu libro es moderadamente exitoso, probablemente cambiará tu vida. Te dará cierta autoridad y respeto en ciertos sectores. Algunos esperarán más de ti porque eres ya un autor publicado. Si tu libro tiene éxito podrías, tal vez, enriquecerte de su venta. ¿No lo quieres?

·         Miedo al fracaso. También te expones a este riesgo. Quizá tu libro venda una docena de copias y entonces te tomarán por escritor fracasado. Pero yo te digo, por supuesto, que no lo eres. No eres un fracasado si sólo se logra vender unas insignificantes copias, pero tú, probablemente te sientas en este camino.

·         Temer arrepentirte después por lo que escribiste. Probablemente las ideas que estampaste en tu libro ya no sean las mismas que tengas después de algunos años. ¿Cómo podrás sostener aquello si tus ideas han cambiado? Bueno, míralo de esta manera: estás listo para escribir un segundo libro o quizá un tercero. ¿No es agradable?

·         Miedo a ser juzgado. Con toda seguridad serás juzgado y apedreado, sobre todo por quienes no comparten tus ideas. Habrá quienes hasta se rasguen las vestiduras. Probablemente pierdas amistades por lo que has escrito, pero conseguirás otros. No te preocupes por esto, siempre tendrás detractores, halagadores y reconocedores. Sólo escribe con total honestidad. Si algo tiene que decirse duro y crudo, habrá que decirlo así. Este mundo está compuesto de dualidades y la mitad la tienes asegurada.

En mi experiencia, estos son algunos miedos típicos que impiden que concluyas un libro. No hay nada incorrecto con el miedo. El problema con él es que te detiene y no te deja continuar si no lo enfrentas.
Última recomendación: Escribe a menudo y esfuérzate por escribir bien.

 El Editor.






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