martes, 27 de abril de 2010

Cómo desarrollar una historia. Parte I.

Cómo desarrollar una historia.

El desarrollo de una historia presenta ciertas dificultades que habrán de superarse con algo de práctica y aprendizaje.

Aquí te doy alguna pauta que podría servirte.


Iniciando.

El primer paso que hay que dar para desarrollar esa historia que traes en mente es responder con honestidad a las seis preguntas de oro: Qué, cuándo, dónde, quién, cómo y por qué.

• Qué.
La respuesta a esta pregunta debería ser a la pregunta: ¿Qué quieres escribir realmente? Es decir, ya tienes la idea central de tu historia que es esa imagen que te viene picando la mente e impulsado a escribirla. ¿Eso es realmente lo que quieres escribir? Entonces ya tienes el punto central cuyo resto de la historia girará en torno a ella.

• Cuándo (Temporalidad)
Ahora define en la Línea del Tiempo cuándo “ocurre” la idea que traes en mente: Hoy, hace diez años, un siglo, antes de Cristo.

• Dónde (Espacio)
Define el escenario en dónde ocurre: un parque, una ciudad, en el campo…

• Quién/quiénes.
Define el número de personajes que intervendrán en la escena y el tipo de ellos: un estudiante, un profesionista, un obrero, una ama de casa, el sacerdote, el amigo, la pareja de enamorados, y de paso visualiza el carácter y físico de cada uno de ellos. De preferencia ve describiéndolos en una hoja en la que indiques: nombre, características físicas, tipo de personalidad, y otros detalles.

• Cómo.
Cómo ocurre el evento. Define la acción, movimiento, gestos, clima, expresiones, temperamento, leguaje, acordes al tiempo-espacio que has elegido y al carácter de cada uno de tus personajes.

• Por qué.
Ya que tienes fijado lo anterior, ahora responde por qué has elegido el Qué, Cuándo, Dónde, Quién y Cómo. ¿Por qué allí? ¿Por qué ellos? ¿Por qué en la época? ¿Por qué en ese lugar?

Las respuestas que des a la preguntas hechas a la idea central de la historia que quieres desarrollar, te sumergirán a la escena del clímax, a la escena más fuerte de tu historia, a la vez que se expandirá tu visión para desarrollar el resto de la historia que girará en torno a ello. Con esto, trata de visualizar superficialmente la entrada y el final.

El índice.

Ahora que ya tenemos las respuestas a las anteriores preguntas hechas sobre la idea central que quieres escribir y ya que tienes una visión general de toda la historia es momento de hacer un índice prematuro dividido en capítulos o partes.

Recuerda que toda historia se forma de tres partes: Introducción, nudo y desenlace.

Forma tu índice y en cada capítulo has una breve reseña de lo que contendrá. El contenido de cada capítulo debe estar encaminado hacia tu idea central.

Este índice será la guía de tu proyecto. No te preocupes si más adelante descubres que no se ajusta a las necesidades de la historia. Siempre podrás modificarlo tantas veces lo requieras. Sin embargo, estos ajustes deben ser en beneficio de tu historia.

Es probable que el final que elegiste hasta este momento no sea el adecuado. No hay por qué preocuparse. Deja el final para lo último, porque de hecho, conforme avances, el final se te irá descubriendo y tendrás más de una posibilidad. La misma secuencia de cómo vas narrando la historia, de pronto te dictará cuál debe ser el final.

Desde luego, el final se descubre a sí mismo siempre que lleves una ilación de ideas en cada capítulo y que además estén relacionados con el punto central.


Los capítulos.

Cada capítulo trátalo como un todo, como un círculo que se abre y se cierra, y que al mismo tiempo va preparando el camino hacia donde quieres llegar.

Aunque la idea central de tu historia la vayas a ubicar en el capítulo XX, los demás no deben ser aislados a ese capítulo. Es decir, si los eventos del primer capítulo ocurren en la India, debes tener una razón para que el capítulo V, por ejemplo, ocurra en las cascadas del Niágara y este haya preparado el camino para llegar hasta el capítulo XX.

Cada capítulo debe contener una historia pequeña en sí mismo, una narración de hechos fundamental para la historia general, y sobre todo para aquella idea que te incitó a escribirla.

De momento, no te detengas mucho a examinar. Simplemente narra cada capítulo de acuerdo al resumen de cada uno de ellos que ya elaboraste. Ya habrá tiempo para revisarlo, ampliarlo, modificarlo o de plano eliminarlo.

Redacta cada capítulo de forma general sin entrar en detalles de escenario, caracteres, sin cuidar mucho la redacción y la ortografía si es que esto te place, o de estilo.

Lo importante es hacer, por lo pronto, un borrador de la historia, que si no tienes claras tus pretensiones obtendrás una historia distinta a la que habías imaginado, lo cual no es nada malo si lo usamos como práctica.

En realidad debes fijar en el papel (u hoja electrónica) lo que realmente quieres decir y esto no se logra si no hay conciencia ni conocimiento de lo que estás escribiendo. Ya en otra ocasión hablaré del mito de la “musa”. Por el momento, se trata de conseguir el borrador de tu historia.

El Editor.


Tema relacionado: Cómo desarrollar una historia. Parte II.


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