martes, 30 de marzo de 2010

Me gusta escribir pero no sé si lo hago bien


Me gusta escribir pero no sé si lo hago bien.
Por: Melissa Cruz.

 


 

Jamás he asistido a una clase de escritura creativa en mi vida, pero he leído y garabateado mucho. Una de las cosas interesantes en el 2009 es que fue el año en que comencé mi novela. No es en absoluto un destello de ficción, tampoco un cuento. Honestamente es una novela de Dios.
 
He construido más de 100 páginas por ahora. Pero me gustaría decir que he trabajado mucho en él semana tras semana, y ya casi lo termino. El problema es que nunca he hecho nada igual con anterioridad y tengo mis dudas si lo he hecho bien.

 
Veo que necesito algo de ayuda. He oído y leído que se recomienda someterlo a una evaluación profesional y también que puedo conseguir trabajarlo a petición de alguna editorial interesada. Pero hasta ahora no he tenido suerte.
 
El año pasado, probablemente, fue el año más feliz de mi vida por el simple hecho de haberme entregado a escribir mi novela. Tal vez necesito darle un pequeño descanso a mi musa, que holgazanee un poco. Perdí a mi abuelo hace algunos meses. La navidad pasada fue la primera que la pasé sin él. Tengo casi 40 años… quiero decir, lo que podría esperar… pero la pérdida es la pérdida, no importa cuándo pasa. Parece que siempre pensamos que tenemos derecho a más tiempo del que realmente tenemos. Vivimos en el ahora pero nuestras cosas parecen ser empujadas más tarde hacia otra dimensión.
 
De todo esto ronda mi novela, pero no sé si voy por buen camino.

 

 

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Cuando No Sepas Qué Escribir


Entonces sacudí mi cabeza y marqué el paso un poco. Y escribí sobre lo que me sucedía y lo que posiblemente le pasaba a otros escritores. Así que escribí sobre esta experiencia.


  Cuando No Sepas Qué Escribir.
Por: Leandro Banzán

 

Cuando no sepas qué escribir: ¡Escribe algo!
 
Cada escritor alguna vez se ha encontrado con que simplemente no sabe qué escribir después. Muchas veces, este bloqueo viene a través de una asignación o proyecto en la que se siente obligado a cumplir. O bien, sucede al principio y sin ninguna presión. Por lo general no se tiene siquiera una pista con lo que pudiera comenzar. En otras, aun conociendo la causa, ésta misma le impide poner la primera palabra.
 
Yo utilizo los miércoles por la mañana para escribir mi columna. Un particular miércoles me senté delante de mi hoja en blanco durante varios minutos sin tener una pista sobre qué quería escribir. Sé exactamente por qué. Tengo otro proyecto que honestamente me tiene emocionado y ansioso por comenzarlo. Pero yo debía terminar mi columna primero. Entonces sacudí mi cabeza y marqué el paso un poco. Y escribí sobre lo que me sucedía y lo que posiblemente le pasaba a otros escritores. Así que escribí sobre esta experiencia.
 
En mi opinión, el comienzo es la clave.
 
Pude haberme puesto a cocinar, saltar en mi patio o tomarme una siesta. En realidad no hubiese pasado nada, excepto que el tiempo para cumplir mi compromiso en la columna se me acortara. Por otra parte, si realmente pongo algunas palabras sobre el papel las posibilidades de terminar la columna se ampliaban.
 
Escribiendo experiencias iguala nuestra confianza.
 
He estado escribiendo durante años, y hoy confío totalmente en mi proceso.
 
No siempre lo he hecho así. Cuando comencé a escribir, tiempo atrás, realizar cualquier proyecto era una agonía. Conseguía escribir algunas palabras, luego me detenía, los borraba y a comenzar otra vez. Este proceso lo repetía varias veces.
 
Por suerte conseguí hacer suficiente trabajo que después publiqué cuando me ofrecieron un empleo de edición para la revista de una iglesia. Así fue que me encontré en la posición de revistar los textos de otros. ¡Qué bendición!
 
Esto no sucedió antes de que yo reconociera que los artículos presentados por los nuevos escritores, a menudo necesitaban los dos o tres primeros párrafos ser suprimidos.
 
Pregunté a un escritor con experiencia sobre esto, y él dijo: "Ah, yo también escribo esos primeros párrafos, sólo que tengo bastante experiencia para borrarlos antes de que yo envíe el artículo. Tengo que calentar antes de que la verdadera material comience a fluir."
 
¡Qué lección!
 
Sólo escribe y no te preocupes demasiado de cómo quedan las primeras oraciones o párrafos. Antes de enviarlos a publicar, tienes muchas posibilidades y oportunidades para borrarlos. Estos primeros párrafos sólo sirven para ver el camino a seguir en tu juego creativo.
 
Escibe, y escribe algo más. Escribe hasta que hayas agotado el tema o te hayas agotado tú. Entonces deja a la edición comenzar. Pule, poda, clarifica y reorganiza tu texto hasta que tu tema esté tan bien como puedas hacerlo.
 
Ahora, preséntalo y comienza con el siguiente trabajo.
 
Escribe bien y a menudo.

   
Leandro Bazán a escrito: "La Sátira de Albondiguita", puedes obtener su libro aquí:

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lunes, 29 de marzo de 2010

La Grandeza del Azar


Como tal, Manuel Murrieta-Saldívar, autor de “La grandeza del azar: eurocrónicas desde París”, no necesita poseer a la capital francesa para lograr una autodefinición propia, solamente desea observarla y captarla. Su propósito no es conseguir la validación de la metrópoli porque el autor no la requiere.
 


Por Mía Lilly
—California State University, campus Stanislaus —

*Ponencia presentada en la conferencia de “The Mid-Atlantic Council of Latin American Studies”, John Hopkins University, Baltimore, Maryland, USA, marzo de 2010. Este ensayo es también el prólogo de la 2da edición, ya en circulación, producida por Editorial Orbis Press (marzo 2010). 

Ninguna otra ciudad ha proveído una destinación literaria tan consistente para Hispanoamérica que París. Esta ciudad ha sido invocada por escritores e intelectuales igual como metáfora de un amplio espectro de deseos y de diversas imágenes, como la vida de bohemia, el prestigio social, calles sensuales parisinas y la política revolucionaria (Schwartz, 1). Por mucho años, la cultura urbana, latinoamericana, designó a París como el centro cultural idealizado, hegemónico de la modernidad europea (Schwartz, 1). La mitificación de la gran urbe llegó a ser tan extensa, que el contacto con la ciudad misma se hizo problemático para muchos escritores (Jones, 14). Sin embargo, durante esta época, ningún autor realmente exploró a este problema, prefiriendo reproducir nociones bastantemente estandarizadas de los encantos o peligros de la metrópoli sin cuestionar su modelo (Jones, 15). No fue hasta mediados del siglo XX que los literatos latinoamericanos comenzaron a contestar abiertamente e insistentemente la complejidad que acompañaba al deseo de representar a un lugar que se había convertido tan común en el arte y en la literatura (Jones, 15). El estatus privilegiado de París y su imagen de jerarquía social y cultural se sometió al escrutinio.

Siguiendo los pasos de varios escritores latinoamericanos que habitaron a París, como Rubén Darío, Amado Nervo, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, el periodista, escritor y editor mexicano, Manuel Murrieta Saldívar, se traslada a la capital francesa, encaminado por el azar, en su quinto libro. Murrieta, quien ha sido galardonado con el Premio Estatal de Periodismo por Crónica en Prensa y ha tomado primer lugar en tres ocasiones en el Concurso del Libro Sonorense, explora la imagen de la ciudad concebida en Latinoamérica y cuestiona esa creación, descontruyéndola en un terreno literario, lingüístico y social. La desconstrucción consiste en exponer cómo se ha formado esta urbe a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas, mostrando que lo axiomático dista de serlo. En otras palabras, “la desconstrucción revisa y disuelve el canon en una negación absoluta de significado” (Ribadeniera, 1). El propósito de este ensayo es demostrar cómo Murrieta retoma el París letrado de sus antecesores y lo desconstruye a través de la crónica, presentando una novísima visión de la ciudad en La grandeza del azar: eurocrónicas desde París, publicada en 2006 en su primera edición y ahora en su segunda edición (2010).

Mas información en la publicación Culturadoor...


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martes, 23 de marzo de 2010

El cerebro es el creador y beneficiario de la religiosidad

Enviado por las puertas del escritor a través de Google Reader:


vía Tendencias 21 de Yaiza Martínez el 23/03/10

El antropólogo Lionel Tiger y el neurocientífico Michael McGuire han publicado recientemente un libro titulado God's Brain, en el que se da una novedosa explicación al hecho de que la religión sea un fenómeno presente y persistente en todas las sociedades humanas. Según ellos, el cerebro habría sido el creador de la religiosidad y, también, el principal beneficiario de este fenómeno. Los investigadores sugieren que el estrés propio de la vida cotidiana, capaz de modificar la química del cerebro, encuentra alivio en las creencias y los rituales religiosos, lo que ayuda al cerebro a apaciguarse. Por Yaiza Martínez.
El cerebro es el creador y beneficiario de la religiosidad
Lionel Tiger, antropólogo de la Rutgers University de Estados Unidos, y Michael McGuire, psiquiatra y neurocientífico de la Universidad de California en Los Ángeles, han publicado recientemente un libro titulado God's Brain, en el que se da una novedosa explicación al hecho de que la religión sea un fenómeno presente y persistente en todas las sociedades humanas.

Tiger y McGuire, que han basado su explicación en la biología evolutiva y en las ciencias del cerebro, responden en su obra a las preguntas clásicas: ¿cuál es el propósito de la religión?, ¿cómo surge?, ¿de dónde procede? o ¿por qué cada cultura presenta sus propias formas religiosas?

La respuesta que aportan es sencilla, pero al mismo tiempo muy compleja: el cerebro es el creador de la religión y de los diversos conceptos de Dios y, además, nutre su propia creación para satisfacer necesidades neurológicas innatas y necesidades sociales relacionadas con ellas.

Religión necesaria para el cerebro

Según publica Eurekalert, la perspectiva de Tiger y McGuire se centra, por tanto, en cómo el cerebro humano ha desarrollado y ha buscado la religión.

La neurología ha revelado que los humanos y otros primates similares suelen estar sometidos a altos niveles de estrés procedentes de fuentes ineludibles. Dichas fuentes son descritas por los científicos en su libro como "tormento cerebral" ("brainpain").

Para lidiar con estas tensiones, se necesita encontrar un "apaciguamiento cerebral" ("brainsoothe"). Tiger y McGuire afirman que las religiones y sus estructuras sociales propician dicho apaciguamiento, aliviando así la ansiedad que nos es innata y que se deriva de las circunstancias más corrientes de la vida.

En el cerebro, y según observaciones detalladas realizadas en los últimos tiempos, la química se ve afectada y modificada como consecuencia del estrés. A este respecto, la religión tiene efectos paliativos en la química del cerebro que no pueden proporcionar remedios no-religiosos.

Alivio y normas

A nivel social, según los autores, la religión ayuda a que se desarrollen ciertos aspectos positivos de la socialización, regula las conductas sexuales, ayuda a soportar la realidad de la muerte, gracias a la idea de la vida después de ésta; y también puede influir con sus normas de comportamiento en las leyes.

Esencialmente, McGuire y Tiger ven, por tanto, la religión como mecanismo de adaptación del cerebro para afrontar la ansiedad el miedo y el estrés propios del entorno en el que la vida humana se desarrolla, publica Blogcritics.

La socialización, los rituales y las creencias religiosas ayudarían al cerebro a apaciguarse, a soportar las tensiones corrientes. Un ejemplo que aportan los autores es el de la culpa: a través de ciertos rituales religiosos, como la confesión de los católicos o la oración, los individuos pueden pedir perdón por sus pecados y liberar así cierta cantidad de estrés.

Comprender la naturaleza de la religiosidad

Tiger y McGuire no son los primeros científicos que han analizado el papel del cerebro en la religión. Algunos especialistas han señalado que la religión es una herramienta evolutiva que ha servido a los seres humanos para afrontar el conocimiento de la muerte como algo inevitable, una capacidad que otras especies no poseen.

Otra idea existente sobre el papel del cerebro en la religiosidad humana es que ésta sería el resultado de conexiones neuronales que se formaron inicialmente con fines distintos, no religiosos, para dar lugar a ciertas capacidades cognitivas únicas de nuestra especie.

Lo que han hecho Tiger y McGuire, como antropólogo y neurocientífico respectivamente, ha sido combinar sus especialidades para concluir que el cerebro es tanto la fuente como el principal beneficiario de la religión.

Según ellos, con el presente libro no se pretende negar la verdad o afirmar la falsedad de las religiones, sino que, simplemente, y dado que la religiosidad humana parece tan necesaria para nuestra especie como el oxígeno, se intenta comprender su naturaleza.

(Tendencias21)


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Rivera Letelier: “No sé nada de literatura, yo escribo”

Rivera Letelier: “No sé nada de literatura, yo escribo”

Hernán Rivera Letelier, ganador del premio Alfaguara de Novela 
2010. Foto cortesía: alfaguara.santillana.es
Rivera Letelier ganó el Premio Alfaguara con su novela El arte de la resurrección.
"Cambió la tranquilidad. No me he podido tomar mi taza de té acostumbrada de las cinco de la tarde. Pero bueno son los sacrificios que hay que hacer". Con ironía, Hernán Rivera Letelier, ganador del XIII Premio Alfaguara de Novela por El arte de la resurrección, cuenta qué pasó luego de enterarse de la noticia.
Con ironía, porque este chileno de 50 años sabe lo que son los sacrificios. Durante cuarenta y cinco años sufrió las exigencias del desierto de Atacama, el lugar donde se crió, donde durante 30 años trabajó como minero y donde se forjó como escritor.
Las andanzas de un predicador que se cree reencarnado en Cristo en el desierto chileno en las primeras décadas del siglo XX, narradas en tono de realismo mágico, lo llevaron a embolsarse US$175.000 y una escultura.
Un premio que no desestima, pero coloca en el lugar que cree indicado.
"Más que el dinero, lo importante es que mi obra la van a leer más personas y en el fondo lo que uno busca cuando escribe es que lo lean", le dice a BBC Mundo desde Antofagasta.
Y explica que el premio le va a sacar tiempo: "Voy a tener que dar muchas entrevistas, conferencias, viajar mucho, le va a quitar tiempo a mi ocio. Yo soy en verdad un ocioso. Yo no hago nada más que leer, escribir y hacer el amor".
clic Lea: Escritor chileno gana Premio Alfaguara

Entre la convicción y la sorpresa

Rivera Letelier cuenta que cuando se sienta a escribir una novela lo hace "pensando que es mi obra maestra, sino no me sentaría a escribirla. Y cuando envío una novela a un premio, la envío con la convicción absoluta de que esa novela gana".
Esa convicción, que estuvo presente cuando mandó la copia bajo el seudónimo Manuel Madero, desapareció el lunes a las ocho y media de la mañana. "Cuando me dijeron que gané no lo podía creer", cuenta entre risas el escritor, ya galardonado por otras obras.
En mi escritura nada es consciente. No soy un teórico soy un práctico. No sé nada de literatura, yo sencillamente escribo. No soy un intelectual, los intelectuales trabajan a base de ideas y conceptos. Yo trabajo a base de intuición, imaginación, memoria… los intelectuales creen en lo que escriben, en sus títulos, en sus master. Yo no creo en lo que escribo, yo tengo fe en lo que escribo”. Y lo dice de forma convencidamente humilde
Hernán Rivera Letelier, escritor chileno
El jurado –presidido por el escritor y periodista valenciano Manuel Vicent– destacó el "aliento y la fuerza narrativa de la novela, así como la creación de una geografía personal a través del humor, el surrealismo y la tragedia".
Todos elementos que se plasmaron en el papel de forma inconsciente, reconoce el escritor.
"En mi escritura nada es consciente. No soy un teórico soy un práctico. No sé nada de literatura, yo sencillamente escribo. No soy un intelectual, los intelectuales trabajan a base de ideas y conceptos. Yo trabajo a base de intuición, imaginación, memoria… los intelectuales creen en lo que escriben, en sus títulos, en sus master. Yo no creo en lo que escribo, yo tengo fe en lo que escribo". Y lo dice de forma humilde.
Una humildad forjada por la aridez del desierto y la rudeza de la mina. Una etapa de su vida -la de los 30 años como minero- que le dejó como legado a sus "amigos, arrugas en la cara y un porcentaje de tierra en mis pulmones".
"Y me queda también un recuerdo muy lindo de ese desierto, que fue donde me críe, donde trabajé 30 años como un obrero, pasé peripecias increíbles, y me sirvió mucho para forjarme como escritor y como hombre".

La enseñanza del desierto

"De no haber vivido los 45 años que viví en ese desierto, no sería un escritor. El desierto me enseñó a conocerme a mí mismo, a estar conmigo mismo, que es fundamental para escribir", asegura.
Y el desierto está presente en El arte de la resurreción, una novela que el autor define como "la historia de un iluminado, un hombre que aparece diciendo que es la reencarnación de Cristo en su segunda venida, que aparece en el valle del Elqui, vestido como Cristo".

Premio Alfaguara

  • El premio Alfaguara de Novela se entrega a una obra inédita escrita en castellano.
  • La obra ganadora de la décimo tercer edición del premio Alfagura de Novela fue escogida entre seis novelas por el jurado.
  • Las seis últimas obras habían sido seleccionadas de un total de 539 manuscritos.
"Era un semianalfabeto pero apareció predicando, haciendo milagros, bendiciendo, bautizando, y cuando hablaba la gente quedaba oyéndolo con la boca abierta. Es la historia de este personaje en el desierto de Atacama en busca de una puta beata".
El personaje Domingo Zárate ya había estado presente en otros libros de Rivera Letelier. Apareció en su primera obra, La Reina Isabel cantaba rancheras (1994), en Los trenes se van al purgatorio (2000) y en Mi nombre es Malarrosa (2008).
"Y cuando apareció por tercera vez me di cuenta en verdad que el Cristo me venía persiguiendo hacía 15 años para que contara su historia. Y tuve que hacerlo. Tuve que sentarme, y cantarla y contarla", le explica a BBC Mundo.
¿Qué tanto hay de Rivera Letelier en el personaje? "El Cristo tiene mucho de mí. Yo me crié en un hogar con padres evangélicos. Mi papá, que también era un minero analfabeto, era un pastor evangélico y salía a predicar a las calles y me llevaba a que lo acompañara, siendo un niño yo".
"Y cuando predicaba la gente se quedaba oyendo fascinada. Entonces ése es un mundo que yo conozco por dentro. Y creo que yo era el más indicado para contar y cantar la historia de este Cristo. La prédica de mi padre fue fundamental. Yo me crié con la Biblia en mi almohada. Entonces el lenguaje que se precisaba para contar esta historia estaba en mis genes", agrega.
Dice que esta novela es lo mejor que ha hecho, "hasta el momento". Pues no demora en aclarar: "Porque estoy empezando otra que creo va a ser mucho mejor que ésta".


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Mi Máquina del Tiempo

Mi Máquina del Tiempo
Por Anselmo Bautista López.








Tengo mi máquina del tiempo.
Me acomodo, me abrocho el cinturón y oprimo el botón.
¿A dónde voy?
A donde la imaginación me lleve. 
¡Ah! Y no olvido llevar papel y lápiz para anotarlo todo.




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domingo, 21 de marzo de 2010

Nuestra charla con Isabela Ramírez



 

Nuestra charla con Isabela Ramírez.


 

Editorial: Queremos agradecerte Isabela, por haber confiado en nosotros para publicar tu libro.

Isabela: No, por el contrario, gracias a ustedes por la orientación y apoyo que me brindaron para que mi libro finalmente fuera publicado.

Editorial: ¿Qué fue lo que te motivó a escribir un libro de motivación?

Isabela: Verás, en mi libro hago una brevísima reseña por lo que yo pasé y no encontré otra solución a mis fracasos y desventuras que hallar una forma de seguir adelante pero sobre todo de sentirme completamente bien con lo que hago. Este libro no surge de una idea espontánea o venida de alguna inspiración. Es, digamos, un resumen de mi propio aprendizaje acumulado por varios años, el cual he venido perfeccionando conmigo misma.

Editorial: ¿Y cómo es que te decidiste a compartirlo con los lectores?

Isabela: En realidad, nunca pensé en escribir un libro, pero fui impulsada por las personas queridas que me rodean, testigos de mi evolución que no cesaban en preguntarme cómo lo logré. Así que ellos fueron la causa de que este libro naciera y fueron además los primeros en leerlo y practicarlo.

Editorial: Los autores como Louse, Osho, Jorge Bucay, Ari Paluch, Bernardo Stamateas, entre muchos otros, tienen en común querer cambiar el mundo de una persona a la vez. Desde luego cada uno tiene su propia receta, filosofía o mantra espiritual. ¿Tienes algo en común con ellos?

Isabela: Para serte sincera, no los he leído. Lo que sí te puedo decir es que si mi libro logra cambiar la perspectiva de tan sólo un lector, entonces su publicación no habrá sido en vano, y estoy segura que no sólo cambiará la visión de uno sino de varios lectores.

Editorial: ¿Por qué has elegido "Recupere sus Prioridades" como título de tu libro?

Isabela: No es que yo lo haya elegido. Creo que el título ya lo tenía desde mucho antes de que yo lo escribiera. Para que yo pudiera superar mis equivocaciones, en realidad, comprendí que lo primero que debía hacer era eso, recuperar mis prioridades. Fundamentalmente, ahí es donde radica toda nuestra felicidad y nuestro futuro. Si carecemos de prioridades, o mejor dicho, si no hacemos caso a nuestras prioridades siempre deambularemos en una vida incompleta e insatisfecha por mucho dinero o éxitos que tengamos, pues la felicidad que el dinero o los logros nos traigan será efímera sino están alineados con nuestras prioridades. Permíteme extenderme un poco en esta pregunta…

Editorial: Por supuesto, adelante.

Isabela: La felicidad no es algo que se encuentra o que está ahí afuera. La felicidad es un proceso privado, muy personal. A la felicidad, desde mi muy particular punto de vista, no le importa cómo esté el mundo, la economía o la paz social, se es feliz no porque las cosas nos hagan felices, sino porque la felicidad forma parte de uno cuando se atienden las prioridades personales. Son estas prioridades las que hacen que la felicidad no sea pasiva sino activa, y que siempre se pueda empezar de cero para cambiar nuestras vidas sin que la felicidad se vea afectada.

Editorial: ¿Por qué los lectores deberían leer tu libro cuando hay muchísimos en el mercado escritos por autores de renombre?

Hubo un momento de silencio al otro lado.

Isabela: Yo no pretendo competir con ellos ni hacerme rica con la venta de libros. El mío no es producto de una investigación de mercadotecnia, es producto de mi propia experiencia resumida y compactada en unas cuantas páginas. Si mi experiencia puede ser útil a los lectores, como segura lo estoy, el libro habrá cumplido su propósito. Podría impartir seminarios al respecto y ganar más dinero que con la venta del libro, e incluso quizá más que el que gano con mi trabajo, pero ésta no es mi prioridad.

Editorial: ¿Entonces tu libro habla particularmente de la felicidad?

Isabela: No, definitivamente, no. Habla de recuperar las prioridades.

Editorial: ¿Cuáles serían las prioridades, nos puedes dar un ejemplo para nuestros lectores del boletín?

Isabela: Mi libro no habla de prioridades en específico. Eso le corresponde a cada quien descubrirlos y seguirlos. Para aclarar un poco las cosas, lo expondré así: normalmente queremos alcanzar objetivos y estos objetivos los convertimos en nuestras prioridades. Aquí es donde surgen los fracasos, decepciones, estrés, insatisfacción, etc. Mi recomendación es: primero localiza cuáles son tus prioridades y responde a la pregunta ¿Por qué quiero que sean estas mis prioridades? Una vez respondidas, lo que estás haciendo es un proyecto de vida; y luego haz que esas prioridades sean tus objetivos a cumplir, planteando y siguiendo desde luego, objetivos que te conduzcan a ello.

Editorial: Tu propuesta es, entonces, más fácil de lo que parece.

Isabela: Quiero ser honesta, no es fácil cambiar nuestros hábitos de un día para otro y hay que batallar con ellos. Lo que sí te garantizo es que si tu deseo de mejorar la calidad de vida es intenso y sigues el método que propongo para hallar cuáles son tus prioridades y de qué manera puedes crear y alinear los objetivos que te conduzcan a ello, seguramente lo lograrás, tarde o temprano. Lo importante aquí es que te sentirás mucho mejor contigo mismo y con los que te rodean mientras vas avanzando.

Editorial: ¿Tienes pensado escribir algún otro libro?

Isabela: Por el momento no, pero en caso de hacerlo estaré ahí molestándoles, otra vez.

Editorial: Por el contrario, será un placer atenderte, y muchas gracias por haber atendido nuestra llamada.

Isabela: La agradecida soy yo.

Editorial: Seguiremos en contacto.

Isabela: Por supuesto, hasta pronto, entonces.

Isabela Ramírez es autora del libro:
Recupere Sus Prioridades, Editorial Atreyo, 2010.




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miércoles, 17 de marzo de 2010

Abogar exige raciocinio rápido e inteligencia

Abogar exige raciocinio rápido e inteligencia.
 Por Héctor Rodríguez Espinoza
.


En Inglaterra un reo estaba siendo juzgado por asesinato.
Había evidencias indiscutibles sobre la culpa del reo, pero el cadáver no aparecía. 
Casi al final de su alegato oral, el abogado, temeroso de que su cliente fuese condenado, recurrió a un truco:

- Señoras y señores del jurado, señor Juez, tengo una
sorpresa para todos", dijo el abogado, mirando hacia su
reloj.


"Dentro de dos minutos,  la persona que aquí se presume asesinada, entrará en la sala de este Tribunal. Y miró hacia la puerta. 

Los jueces, sorprendidos, también ansiosos, se quedaron mirando a la puerta.
Transcurrieron dos largos minutos y nada sucedió.

El abogado, entonces, finalizó diciendo: 
- Realmente, dije eso y todos ustedes miraron hacia la puerta con la expectativa de ver a la supuesta víctima. Por lo tanto, quedó claro que todos tienen dudas en este
caso, de que alguien realmente haya sido asesinado. Por eso insisto para que ustedes
consideren a mi cliente inocente". (In dubio pro reo). 

Los jurados, visiblemente sorprendidos, se retiraron para la decisión final. 
Algunos minutos después, el jurado volvió y pronunció su veredicto: 
 
- ¡Culpable!

- ¿Pero cómo? - preguntó el abogado - yo vi a todos ustedes mirar fijamente hacia la puerta ¡Es para concluir que estaban con dudas! ¿Cómo condenan con duda?
 
Y el juez aclaró: 
- Sí, todos nosotros miramos hacia la puerta... MENOS SU CLIENTE. 
 

 ENSEÑANZA: 
  
NO SIRVE DE NADA SER UN BUEN ABOGADO 
SI EL CLIENTE ES UN PENDEJO.


Héctor Rodríguez Espinoza:
Autor de varios libros como: "Derecho al Desarrollo, Derechos Humanos y Democracia en México", Porrúa, 2001. Ha obtenido premios de ensayo. Ha ocupado varios cargos en el Poder Judicial.
Si quieres saber más de él, acude a:
 http://www.hectorrodriguezespinoza.com/noticias.php?categoria=1

O visita su interesate página:
http://www.hectorrodriguezespinoza.com/




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sábado, 13 de marzo de 2010

Historias de Otra Norteamérica




HISTORIAS DE OTRA NORTEAMÉRICA


 "Tuve el vicio del trago, hice y padecí muchas tragedias, y puedo recaer, por eso quiero contarte de mi historia, algo habrá de servir, aunque sea para salvar a una sola vida, antes de que acabe la mía"...

 
Don José Aguilar en su juventud, migrante en Los Ángeles, California. Imágenes: archivo de Editorial Orbis Press

 
PARA SALVAR UNA VIDA...
Por Manuel Murrieta Saldívar
   
Iba saliendo de un establecimiento comercial en Phoenix, Arizona, cuando una voz ronca y profunda me abordó: "Escuché que se dedica al periodismo y a escribir", me refirió, "me gustaría hablar con usted".  Era un hombre de facciones gruesas, moreno y corpulento, curtido por el trabajo y los embates de la vida.  Eso supuse al sólo mirarle; podría haber encontrado más, pero él portaba unos lentes contra el sol que me impidió sondear a través de sus ojos. "Claro, por supuesto, estoy a sus órdenes", le respondí amable, creyendo se trataría de un rutinario asunto de publicidad o de cubrir algún evento, como es lo que se propone en esos pequeños negocios que sostienen al periodismo hispano en esta zona. "Aquí tiene mi tarjeta, llámame por favor, necesito su opinión y creo que le puede interesar", me provocó. Leí su nombre, José Aguilar, su puesto, Director General, su negocio Volviendo a Vivir, y su giro, centro de rehabilitación, actividad no muy común, al igual que la mía, por estos rumbos.  

          A los días volví a escuchar por el auricular esa voz rasposa  ahora como venida de un abismo, que hacía preguntarme el origen de esa condición fonética.  Entonces decidí, conmovido, acudir en persona al local de don José, quizá para evitar que hiciera un mayor  esfuerzo al hablar por la línea. Cuando llegué al recinto, ubicado en la zona marginal del suroeste de Phoenix, no me pregunté, como debería, qué demonios estaba haciendo yo allí, sino que me impresioné al comprobar que, en efecto, operaba un centro para rehabilitar alcohólicos.  Porque se traba de una simple casa—aunque al entrar se percibe cierto olor a alcohol desvanecido, se aprecian las caras rojas de internos recuperándose entre ollas y sartenes preparando comida. Las recámaras estaban repletas de literas, los closets eran depósitos de libros, herramientas y cajas, la sala un como auditorio con su pódium donde se adivinaba que surgían grandes testimonios orales.  

También recorrí un pasadillo secreto que me llevó a una especie de "bunker" aislado de todo, contaba con una computadora, un teléfono, una televisión y un pequeño sofá en cuya mesita, en efecto, había una pistola, "por si las moscas".   Y ahí estaba, entre el juego de sombras y el poco sol que se traslucía, don José, como contento dándome una bienvenida: "Qué pasó Murrieta"… escuché por vez primera esa frase que la repetiría muchas veces. "No te asustes por esto", me advirtió refiriéndose a todo el recinto y apelando a la ingenuidad que a veces suelo transmitir. 

          "No se preocupe—reaccioné—como periodista estoy acostumbrado a todo tipo de ambientes, desde una suite presidencial hasta un prostíbulo", ocultándole así el impacto que me produjo ingresar a su morada.  "Qué bueno que así sea, porque esto apenas es el comienzo, siéntate, si quieres beber aquí sólo hay agua y refrescos ", me sugirió.  "Ya averigüe de ti, creo que eres la persona adecuada para lo que quiero hacer"...  

          "Si me permite—intervine —primero dígame por qué tiene esa voz así, tan rasposa, ¿es normal o está usted enfermo?".  "De eso quiero hablarte—abundó—la voz la tengo así por ha-ber bebido mucho, es la voz de ex alcohólico, de uno que se está rehabilitando, la voz de un ex vagabundo o del 'homeless' buscando un trago o dónde dormir". 

          De inmediato recordé a los "alcoholitos" del Jardín Juárez de Hermosillo, Sonora, a los de las cantinas de Nogales, a los del centro de Los Ángeles o los del Encanto Park de Phoenix, preguntándome siempre cómo habían llegado a esa condición.  Y, sobre todo, si lograban escaparse de ella. Y ahora, a juzgar por sus palabras, tenía a uno frente a mí, picando mi curiosidad, recuperándose, salido de ese infierno, poniéndose a mi disposición, porque don José propuso: "Si, fui un alcoholito, homeless borracho y quiero contarte  mi historia, tú sabrás que hacer con ella". 

   
Don José en la actualidad, sobreviviendo, rehabilitándose…

 
          Podría saber entonces—podríamos todos saber—cómo es que un ser humano llega a los límites de la autodestrucción, cómo visualiza a la sociedad que lo olvida, a quiénes culpa y por qué. Y, sobre todo, podríamos saber cómo es que uno de ellos logra transformarse hasta casi ser un abstemio. "Tuve el vicio del trago, hice y padecí muchas tragedias, y puedo recaer, por eso quiero contarte de mi historia, algo habrá de servir, aunque sea para salvar a una sola vida, antes de que acabe la mía"...  

          Ya no se dijo más, y en esa soledad, sin testigos, hicimos el acuerdo, sin documentos ni nada que firmar, solamente encendí mi grabadora y durante días nos pusimos a platicar.  Así brotaría el libro Volviendo a Vivir. Entrevistas con don José Aguilar, combinación de periodismo y narración literaria, así empecé a escuchar pasajes de penurias, decepciones y humillaciones, las de "los fracasados del sueño americano", como se titula el capítulo IX.  Sin embargo, también capté que habría un final feliz.  En efecto, noté que don José había encontrado una misión que le estaba dando los últimos respiros: rescatar a los migrantes mexicanos, a los latinos en general, víctimas del alcohol para evitar que continúen los mismos dramas, reintegrarlos a la sociedad, a la búsqueda de la felicidad material y espiritual.

          Porque el alcoholismo es más fácil que prenda en condiciones de crisis.  Nacido en un poblado de Jalisco, México, don José emigró adolescente a California, trabajó como obrero habitando en departamentos junto a decenas de paisanos para ahorrar dinero en hospedaje.  Pero en las convivencias encontró como muchos refugio en el alcohol y comenzaron los despidos del empleo...ingerir cervezas de más, también le produjo inestabilidad emocional y varias enfermedades como cirrosis y hepatitis al transcurrir los años.  Enfermo y abandonado, deambuló como pordiosero, mendingando bebida y comida, durmiendo en parajes de donde resurgiría, precisamente, cual ave fénix en la ciudad de Phoenix: entre el vagabundeo escuchó de un centro de rehabilitación a donde acudió—poniendo como condición, para dejarse llevar, que le dieran una cerveza, a manera de despedida simbólica—para ya no salir de ahí jamás. Y no porque no se recuperara, sino al contrario: lo hizo tan rápido y tan bien que acabó como director general del organismo que lo rescató.   

          Don José reestructuró no sólo la base organizativa, sino también la económica, la de atención a los internos e incluso la física de ese recinto que opera a todo vapor en condiciones humildes.  A las vueltas del tiempo, empezó a escuchar que le llamaban Padrino de parte de cientos y cientos de mexicanos, latinos y hasta de migrantes europeos que rescata de la bebida.  Don José lo revela así, con esa poderosa voz y el brillo de la satisfacción en los ojos:

—Después de una vida de desorientación, de dependencias y sufrimientos, aquí encontré el sentido de vivir, por eso le cambié el nombre a este centro, se llama "Volviendo a Vivir". Descubrí que mi misión es ayudar al prójimo y ofrecerle toda mi experiencia, conocimientos, para el funcionamiento de este lugar que rescata a alcohólicos y dragaditos.
 
          He aquí, pues, pasajes claves y el perfil de vida de don José, en sus propias palabras, con toda su frescura y habla personal,  en estas entrevistas fruto de los encuentros casuales y del trajín cotidiano. Y, claro, fruto también de aquel periodismo que todavía busca en las calles la noticia transformadora o el personaje anónimo que cambia no sólo la rutina de un día sino a veces la de toda la vida…

CONTINUARÁ…
 
Más sobre la obra Volviendo a Vivir: entrevistas con don Jose Aguilar 
http://www.orbispress.com/imagenes/realidad/volviendo_a_vivir.htm

 
Contacte al autor: manuelmurrieta@orbispress.com 
http://www.orbispress.com/colecciones/manuel_murrieta.htm



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miércoles, 3 de marzo de 2010

Recupere Sus Prioridades - Libro



 



NUESTRA MÁS RECIENTE PUBLICACIÓN

 
Recupere Sus Prioridades De Isabela Ramírez


¿Te has sentido abrumado alguna vez? ¿Sientes que no puedes alcanzar tus objetivos por más que lo intentas? ¿Crees merecer una mejor calidad de vida? Entonces, este libro es para ti.

¡Recupere Sus Prioridades!

Isabela Ramírez, autora de este libro, te incita ante todo a recuperar tus prioridades y te propone un método para lograrlo de una manera fácil y sencilla.
No es un libro de auto-ayuda, ni siquiera un libro de auto-motivación. Es un libro que sin siquiera interrogarte, te hará descubrir respuestas importantes para ti. Y lo más sorprendente aún es que siempre las has sabido. 

Isabela Ramírez, en su magnífica obra, no intenta abarcarlo todo pero tampoco deja nada al aire. Está consciente de que "cada cabeza es un mundo"  y las prioridades de cada quien son tan vastas como diversas. 

Por tanto, no aborda cuestiones en particular y tampoco te ofrece un recetario de cómo solucionar cada una de ellas. No, ella no te dice cómo solucionar esto o aquello, ni siquiera te motiva a hacerlo.

Lo que hace es llevarte frente a dos caminos: Uno que va en la dirección incierta que siempre has tomado y, el otro, a donde te llevarán tus prioridades. 

Pero antes, ha de darte un vuelco, una sacudida; luego, te tomará de la mano y te colocará en el camino correcto, el camino de tus prioridades. Te sorprenderás al descubrir que ese camino siempre ha estado delante de tus ojos, siempre lo has conocido, pero por alguna razón, nunca lo has caminado.

¿Por qué no lo habías visto antes? Porque siempre te has preguntado "cómo" lograr lo que quieres –dice la autora–, antes que responderte "por qué" lo quieres. La respuesta para develar tus prioridades está en el "Por qué" quiero esto o aquello, y no en el "Cómo" puedo obtenerlo. Si hallas la respuesta al "Por qué", entonces, el  "Cómo" vendrá solito a ti.

Pero advierte, si la respuesta al "Por qué" no es completamente honesta, volverás a los mismos hábitos indeseables que te hacen llevar una vida incompleta e insatisfecha.

Practique, antes de juzgarlo, el sencillísimo método que hallarás al final del libro para recuperar tus prioridades. 

"Le garantizo que si su deseo de mejorar su calidad de vida es tan grande, tanto que arde en su pecho, pronto verá resultados favorables." –concluye la autora.



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lunes, 1 de marzo de 2010

Boletín 005



Fracaso


En esta ocasión contamos con la colaboración especial del reconocido escritor chileno Kepa Uriberri quien nos honra con su interesante texto titulado "Fracaso", en la que hace una disertación ecuánime sobre la actividad del escritor.

Visita sus páginas personales y hallarás interesantes textos de su autoría. 

¿Qué Significa Escribir? Nietzsche después de todo.


Si quisiéramos responder la pregunta: ¿qué significa escribir?, podríamos hacerlo desde muchas perfectivas, pero al final veremos también que nos habremos quedado cortos e inconclusos.

Para ayudarnos un poco en este entendimiento, el Dr. Sergio Espinosa Proa de la Universidad Autónoma de Zacatecas, nos presenta su breve ensaño filosófico, cuyo título sugestivo implica la respuesta: "¿Qué significa Escribir? Nietzsche después de todo".  

"…si el nihilismo es darle la vuelta al fin, escribir será dejarse venir desde él.", nos dice en su tercera tesis.

El texto, por su longitud, está dividido en dos partes.

Escribir, una saludable tarea


Eduardo Chaktoura, nos devela que la práctica de escribir es de gran utilidad terapéutica. En su texto: "Escribir, una saludable tarea", nos dice:

"En un principio no hubo letras, alfabetos ni palabras; había imágenes, dibujos, formas, aparentemente sin sentido, pero indudablemente con una significación. El hombre quería decir algo y necesitaba decirlo por escrito. Esta idea evolucionó en silencio con la humanidad y hoy es posible certificarlo. Podemos decir que cuando se escribe se "descubre" y en la expresión se devela un "algo" que nos da bienestar. "

Sobre el Género Biográfico.


Y para saber un poco "Sobre el Género Biográfico", les presentamos este texto del fallecido escritor argentino Juan José Soer, quien de entrada nos dice: "El rechazo escrupuloso de todo elemento ficticio no es un criterio de verdad."

Respondiendo Preguntas


Y nuestro incansable editor, Anselmo Bautista, responde brevemente algunas preguntas que nos han hecho a nuestra redacción, con la mayor honestidad desde su propia experiencia:



Y Como dice nuestro buen amigo,
David Alberto Muñoz, editor de

¡A escribir se ha dicho!

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