martes, 27 de abril de 2010

Cómo desarrollar una historia. Parte II.


Cómo desarrollar una historia. Parte II.

Al terminar el último capítulo de tu historia no significa la culminación de tu manuscrito. Muchos escritores principiantes se conforman con lo que han hecho, le dan dos o tres revisiones y les parece que ha quedado perfecto.

Este error es común, en virtud de que la visión con respecto a la historia se ha limitado. Hay una respuesta al por qué ocurre. El autor se ha enamorado de lo que ha escrito y teme volverlo a tocar. Esto significa que hasta allí ha llegado su capacidad de narración la cual, normalmente, refleja inexorablemente la limitada capacidad narrativa.

Para poder mejorar la historia hay que despojarse de la aprehensión por lo que ya se ha escrito. Y es que en realidad duele eliminar contenido. Es como si nos arrancáramos trozos de carne, como si nos mutiláramos. Y este sentimiento no es bueno para perfeccionar la historia. Ciega nuestra visión, nos impide ver los errores y sus necesidades.

Lo único que hemos logrado hasta aquí es el Borrador de nuestra historia y hay que someterla a revisiones más rigurosas. Aquí empieza el verdadero trabajo del escritor que muchos nuevos escritores no logran trascender por flojedad, por falta de curiosidad o falta de conocimientos. A partir de aquí es donde la línea divide al hecho de escribir y de escribir bien.

El trabajo del escritor no se limita a presentar una historia y ya, sino también a que esté bien escrita y para ello habrá que someterla a revisiones.


Las revisiones del borrador.
Cada revisión requiere un esfuerzo en particular. No todas las revisiones van dirigidas al mismo objeto. Estas revisiones yo las divido en tres fases, cada fase puede tener a su vez tantas revisiones sean necesarias.


PRIMERA FASE (la coherencia)

Aquí es donde se presenta la primera miopía del escritor principiante. Por ser el autor de su propia obra está muy apegado a ella. Ha depositado su mejor esfuerzo, seguro. Pero no suficiente.

Antes que nada debes desprenderte de la historia que has creado y aplicar la memoria. Te vas a aprender de memoria tu historia desde el primer capítulo hasta el último como si fueses a presentar un examen y olvidarte de él después de resolverlo.

¿Por qué has de memorizar tu propia historia si la conoces de la A a la Z?

Este es el primer error. Por ser nosotros los autores creemos que la conocemos de pies a cabeza hasta su más mínimo detalle. Lamentablemente, no es así.

La coherencia consiste en la ilación de ideas. Si tu primer capítulo no encaja con lo que dices en el noveno, por ejemplo, ya chiflaste. Si pintas a un miope del ojo izquierdo y más adelante dices que no ve del derecho, ya chiflaste. Si pintas a una mujer colérica y en toda tu historia no hace ni un solo coraje, ya chiflaste. O bien, si dices que alguien es simpático y resulta ser el personaje más aburrido en toda tu historia, ya chiflaste.

El mal manejo de tiempo-espacio, confundir los nombres o temperamentos de los personajes, lenguaje inadecuado para el personaje, descripciones acartonadas, flojas o forzadas; todos estos son errores comunes en un borrador.

Así que hemos de entrar a analizar la coherencia de cada capítulo. Hay que detectar las partes flojas como seguramente las habrá, escenarios inadecuados, personajes incorrectos, narrativa está sobrecargada, ideas mochas, títeres en lugar de personajes, desplazamientos de un lugar a otro sin motivo, cambios de escenarios bruscos, entre muchos más.

Si hay algo de ello habrá que hacerle los cambios para favorecer la historia. Se trata de hacerla dinámica en cada uno de sus capítulos sin caer en contradicciones ni sobre explicaciones. Los personajes deben moverse con naturalidad. Si a un personaje lo pintas con bastón no te olvides de ese elemento en toda la historia y has que se mueva como una persona con bastón. Tu historia debe ser creíble aunque haya salido de la pura imaginación.

Si hay que hacerle cambios a algunas partes de tu historia para hacerla más dinámica, no parches. Si es necesario tirar todo el capítulo, tíralo, no te aferres a él.

Recuerda que eres el todopoderoso de tu historia para crear nuevos personajes, nuevos escenarios, nuevos lugares. Hay frente a ti un colorido de caracteres esperando trabajar en tu historia. Haz un casting de todos ellos y elije al que estás buscando. Recorre el mundo y encuentra el lugar perfecto para la escena, crea el clima favorable para realizarla.

Enamórate de tu historia, sí. Pero debes estar dispuesto a mejorar o eliminar las partes que no la fortalezcan, y esto no se logra en una sola revisión.


SEGUNDA FASE (redacción)

En esta fase nos olvidamos de la historia en sí. Vamos a entrar a examinar cada oración, cada párrafo, para asegurarnos de que digan realmente lo que queremos decir, y además, reflexionar de cómo lo decimos.

Cada párrafo debe expresar el mensaje con claridad y fluidez. Debe evitar ante todo la confusión, los redondeos, lo insustancial y el abuso de adjetivos.

Hay que vigilar la correcta conjugación del Verbo.

En los diálogos debes observar cómo se expresa tu personaje, el cual debe expresarse de acuerdo a la personalidad, edad y conocimientos que le hayas dado, e incluso ante quién se expresa y el actual entorno en que lo hace.

Y por último, observa la repetición de palabras (recurre a los sinónimos) y no repitas la misma idea constantemente aunque lo puedas decir con otras palabras.


TERCERA FASE (ortografía)

Hay quienes dicen que basta con darse a entender y es correcto. Que para escribir una historia sólo basta con saber escribir, lo cual es también correcto. Pero si queremos hacer literatura, debemos olvidarnos de esas facilidades y prestaciones.

Quien toma seriamente el ejercicio de escribir no puede permitirse esas flojedades. Un escritor que no le da importancia a la ortografía es un escritor que debería dedicarse a otra cosa. No digo que no se puedan cometer errores ortográficos. Se comenten, por supuesto, y alguno que otro se colará. Pero siempre debemos estar atentos para detectarlos y corregirlos.

Para evitar cometer errores ortográficos no hay mejor solución que conocer las Palabras, el significado y su acepción. Esto nos ayuda, además, a elegir la palabra correcta y a expresarnos mejor, y por consiguiente a escribir bien.

Hay que conocer el uso de los signos de puntuación. Una coma mal puesta puede cambiar el sentido de la oración.


Finalizando.

Y ya que has hecho las tres fases de revisión, ¿qué te parece si haces una segunda versión de tu historia? Es decir, distintos escenarios, personajes, otro tiempo, pero con la misma idea central.

Te garantizo que la tercera versión quedará mejor que la primera y la segunda. Y si no, entonces toma lo mejor de cada una y haz la cuarta, y que sea ésta la que prometa más.

Los músicos, antes de presentar su canción, hacen varios ensayos rítmicos con ella, hasta cuajarla. ¿Por qué nosotros no hacerlo con nuestra obra?

Si no eres de los escritores flojos, seguro le harás otra versión.

Para escribir bien hay que hacerlo a menudo y, sobre todo, leer mucho. No hay más.

El Editor.



Editamos, publicamos y vendemos tu libro. 

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