domingo, 10 de julio de 2011

Fernando Pessoa, el hombre heterónimo.


Fernando Pessoa, el hombre heterónimo.



Crear personajes, situaciones y lugares ficticios que terminan siendo casi reales es producto de la imaginación creativa del escritor: es la mágia con que cuenta la literatura.

Aunque en literatura no todo es ficticio, sí lo es la vida de los personajes, a menos que uno o algunos de ellos exista realmente y su vida pública o privada sea revelada en las páginas, autorizada o no, con los riesgos que ello implica.

Así es como tenemos diversos géneros literarios, producto de la capacidad creativa de cada autor. Y vemos en la portada su nombre como tal.

Hay autores que obtan por el uso de un seudónimo (nombre ficticio de autoría). Los motivos para usar un seudónimo pueden tener intenciones variadas: como elección de nombre artístico; para que la vida del autor no sea realacionado con la obra, en fin. Sin embargo y al final, el autor ficticio no se diferencia en nada del autor real. Por ejemplo: Gabriela Mistral es sólo el alias poético de Lucila Godoy Alcayaga, y ninguna de ellas se diferencia en nada de la otra. Quien conozca a Gabriela Mistral conocerá al mismo tiempo a Lucila Godoy Alcayaga. Otro ejemplo es, quien haya conocido a Pablo Picasso, también conoció a Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso (según su certificado de nacimiento), o a Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso (según su partida de bautismo).

Este es el poder que tienen los escritores en el ejercicio de la pluma.

Ahora, permítanme exponerles una situación que va más allá de ese poder: 

Un autor que cree a otro autor (no como personaje de su obra) sino con vida propia que sea totalmente distinto a él, que lleve vida familiar, profesión, hasta una biografía completa, y en fin, que no tenga ninguna similitud, ¿será esto posible?

Pues sorpréndase, esto ha sido posible desde el Romanticismo (finales del siglo XVIII) donde aparecen las primeras huellas, y se le llama Heterónimo.  Es, por así decirlo, una especie de alter ego u otro yo del autor.

Fue el poeta portugués Fernando Pessoa (Fernando António Nogueira Pessoa (Lisboa, 13 de junio de 1888 — Lisboa, 30 de noviembre de 1935) quien introdujo la noción de heterónimo en teoría literaria. Es el mayor y más famoso ejemplo de producción de heterónimos: 72 en su haber.

El Heterónimo es un autor ficticio o pseudoautor que es también personaje y del que se valen ciertos autores reales, llamados ortónimos, para crear una obra literaria paralela o distinta a la suya.

No debe confundirse con el Seudónimo, éste es sólo un nombre falso, mientras que el Heterónimo tiene biografía autónoma, a pesar de ser ficticio.

Para Pessoa, sus heterónimo eran Otros de él mismo. Escribió una prosa poética para cada uno de ellos.

Los más conocidos son:

Álvaro de Campos, Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Bernardo Soares, Antonio Mora, y muchos otros de menor importancia y desarrollo, en los que incluyó algunos femeninos.

Incluso, Fernando Pessoa, escribe en las Páginas Íntimas de Autointerpretación:

“Álvaro de Campos no tiene la más mínima ética; es amoral, si no positivamente inmoral (…) La idea de pérdida de la inocencia de un niño de ocho años (...) le resulta positivamente agradable, pues satisface dos sensaciones muy fuertes: – la crueldad y la lujuria.”

Sobre Fernando Pessoa el poeta y nobel mexicano de Literatura Octavio Paz dijo que "los poetas no tienen biografía; su obra es una biografía" y que en el caso de Pessoa "nada en su vida es sorprendente, nada excepto sus poemas".

Pessoa estuvo dedicado a la creación y, de tanto crear, creo otras vidas. No se sabe si habría revelado su verdadero yo sin el uso de temas subjetivos y de la heteronimia. Y así como sus autores inventados, también y por lo mismo, él se creó una personalidad extremadamente enigmática.


Tengo el deber de encerrarme en la casa de mi espíritu y trabajar
cuanto pueda y en todo cuanto pueda para el progreso de
la civilización y el ensanchamiento de la conciencia de la humanidad.
Bernardo Soares (Heterónimo de Pessoa)




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